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Hematoma subdural y epidural cuando un golpe en la cabeza necesita más que reposo


Un golpe en la cabeza puede parecer algo sin importancia hasta que, horas o días después, aparecen dolor intenso, confusión o sueño excesivo. En algunos casos, estos síntomas pueden ser señales de un hematoma cerebral, una acumulación de sangre entre el cerebro y el cráneo.


Conocer la diferencia entre un hematoma subdural y un hematoma epidural ayuda a reconocer cuándo un traumatismo necesita atención médica urgente y cuándo puede convertirse en una emergencia neurológica.


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¿Qué es un hematoma cerebral?


Un hematoma es una acumulación de sangre fuera de los vasos sanguíneos. En el cerebro, puede formarse tras un golpe, caída o accidente, y su gravedad depende de la cantidad de sangre, la velocidad con la que se acumula y la presión que ejerce sobre el tejido cerebral.


Existen dos tipos principales


  • Hematoma subdural: ocurre debajo de la dura madre, una de las membranas que protegen el cerebro. Generalmente se produce por la rotura de venas que sangran lentamente, lo que puede hacer que los síntomas tarden horas o incluso días en aparecer. Es más frecuente en personas mayores o en quienes toman anticoagulantes.


  • Hematoma epidural: se forma entre el cráneo y la dura madre, por el sangrado de una arteria, normalmente tras un golpe fuerte o una fractura de cráneo. Los síntomas suelen aparecer rápidamente y pueden ser muy graves si no se tratan de inmediato.


Ambos tipos pueden provocar presión sobre el cerebro, afectando su funcionamiento normal.


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¿Por qué ocurren?


El cerebro está protegido por tres capas llamadas meninges y rodeado de líquido para amortiguar los golpes. Sin embargo, un impacto fuerte puede romper los pequeños vasos sanguíneos que recorren estas estructuras.


Algunas causas y factores de riesgo incluyen:


  • Traumatismos craneales: caídas, accidentes de tránsito o lesiones deportivas.

  • Edad avanzada: el cerebro se retrae ligeramente con los años, lo que estira las venas y las hace más vulnerables.

  • Medicamentos anticoagulantes o aspirina: aumentan el riesgo de sangrado.

  • Trastornos de coagulación: dificultan que el cuerpo detenga el sangrado.


A veces, incluso un golpe leve puede causar un hematoma importante, especialmente en personas mayores o con antecedentes de trauma craneal previo.


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Diagnóstico y tratamiento


El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y en estudios de imagen como la tomografía computarizada (CT) o la resonancia magnética (MRI), que permiten visualizar la sangre acumulada y su ubicación.


El tratamiento depende del tamaño y la evolución del hematoma:


  • Hematomas pequeños o estables: pueden controlarse con observación, reposo y controles neurológicos frecuentes.

  • Hematomas grandes o en crecimiento: requieren cirugía urgente (como una craneotomía o drenaje) para aliviar la presión sobre el cerebro.

  • Seguimiento médico: es fundamental repetir estudios para asegurarse de que el hematoma se está reabsorbiendo y no vuelve a crecer.


El pronóstico mejora significativamente cuando se detecta y trata a tiempo.



Recomendaciones y señales de alerta


Después de un golpe en la cabeza, especialmente si hubo pérdida de conciencia, no se debe subestimar ningún síntoma. Busca atención médica inmediata si aparecen


  • Dolor de cabeza intenso o que empeora.

  • Somnolencia o dificultad para despertar.

  • Vómitos repetidos o náuseas persistentes.

  • Dificultad para hablar o caminar.

  • Debilidad en un brazo, pierna o en un lado del cuerpo.

  • Cambios en la visión o convulsiones.


Durante la recuperación:


  • Evita el consumo de alcohol y medicamentos sin indicación médica.

  • No realices actividades que puedan causar otra caída o golpe.

  • Mantén el hogar libre de obstáculos para prevenir accidentes.

  • Cumple estrictamente los controles neurológicos y las imágenes de seguimiento.


Incluso si los síntomas desaparecen, el seguimiento médico es clave para garantizar una recuperación completa y evitar complicaciones tardías.


El cerebro es un órgano silencioso pero sabio: cuando algo no anda bien, nos lo hace saber a través de señales que no debemos ignorar. Un simple golpe puede parecer inofensivo, pero si notas confusión, dolor de cabeza persistente o sueño excesivo, escucha esa alarma.


Acudir al médico a tiempo puede salvar vidas y prevenir secuelas neurológicas.

Recuerda: la calma, la observación y el acompañamiento médico son las mejores herramientas para cuidar el cerebro después de una lesión.



Dra. Charinna Di Vanna

Neuróloga- Internista.

 
 
 

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