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La ansiedad en el Parkinson: cuando la mente no descansa


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Vivir con enfermedad de Parkinson no solo significa moverse más lento o tener temblores. Muchas personas también sienten que su mente no se detiene, que el cuerpo tiembla por dentro o que aparece un miedo sin causa aparente. Esa sensación constante de inquietud, preocupación o tensión tiene nombre: ansiedad. Y aunque pocas veces se habla de ella, es uno de los síntomas no motores más frecuentes del Parkinson.


¿Por qué aparece la ansiedad en el Parkinson


La ansiedad en el Parkinson no es solo emocional, también tiene una base biológica. Los cambios en los circuitos cerebrales que regulan la dopamina, serotonina y noradrenalina afectan la manera en que el cerebro gestiona el estrés y las emociones.


Además, la propia experiencia de vivir con una enfermedad crónica —la incertidumbre, el temor a la progresión o la pérdida de autonomía— puede alimentar la ansiedad.


Hay un tipo particular de ansiedad muy característica del Parkinson. la ansiedad de “wearing off” que aparece cuando los efectos de la medicación dopaminérgica comienzan a disminuir y los síntomas motores (como la rigidez o el temblor) regresan. El paciente nota que, junto con la rigidez, también llega una oleada de angustia o nerviosismo.


En otras ocasiones, la ansiedad puede confundirse con akatisia, una sensación interna de inquietud o necesidad de moverse, que también puede estar relacionada con los medicamentos.


Tratamiento: calmar la mente también es parte del tratamiento neurológico


El manejo de la ansiedad en el Parkinson requiere un enfoque integral, que combine ajuste de os y eficaces para los síntomas emocionales en el Parkinson.En algunos casos se emplea buspirona, un ansiolítico que no produce dependencia y puede ser útil en cuadros leves o moderados. medicamentos, psicoterapia y hábitos saludables.


1. Ajuste de la medicación dopaminérgica: Cuando la ansiedad aparece coincidiendo con los períodos de "desgaste" del tratamiento (wearing off), el neurólogo puede ajustar las dosis o la frecuencia de la levodopa para mantener niveles más estables durante el día.


2. Tratamiento farmacológico: Si la ansiedad persiste de forma independiente, se pueden utilizar medicamentos como los ISRS (sertralina, citalopram) o IRSN (venlafaxina, mirtazapina), que son seguros y eficaces para el manejo de la ansiedad en pacientes con Parkinson. El uso de benzodiazepinas (ansiolíticos tradicionales) se reserva para casos específicos y siempre bajo control médico, debido al riesgo de somnolencia o caídas.


3. Psicoterapia y técnicas de manejo del estrés:

  1. La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser efectiva en la reducción de la ansiedad en pacientes con Parkinson, ayudándolos a cambiar patrones de pensamiento negativos y a aprender a manejar el estrés. Además, técnicas como mindfulness y meditación enseñan a los pacientes a observar sus pensamientos sin dejarse arrastrar por ellos, promoviendo una mayor paz mental. El yoga y el tai chi también son beneficiosos para mejorar la conexión cuerpo-mente, reduciendo la ansiedad y favoreciendo la relajación.


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4. Enfoques emergentes. Algunos estudios exploran tratamientos novedosos como la estimulación magnética transcraneal o incluso derivados del cannabidiol (CBD), aunque todavía no están recomendados de forma rutinaria por falta de evidencia sólida.


Señales de alerta


La ansiedad puede pasar desapercibida o confundirse con síntomas motores, pero hay algunas señales que deben motivar una evaluación médica:


  • Nerviosismo constante o sensación de peligro inminente.

  • Palpitaciones, sudoración o temblor interno sin causa aparente.

  • Dificultad para concentrarse o dormir.

  • Miedo a salir o realizar actividades por temor a los síntomas.

  • Crisis de pánico o ataques de angustia repentinos.


Si estos síntomas interfieren con el descanso, el apetito o las relaciones personales, es momento de buscar ayuda.


“La ansiedad en el Parkinson no es debilidad ni falta de fortaleza. Es parte del mismo proceso neurológico que afecta el movimiento.


Cuando tratamos la ansiedad, ayudamos al paciente a recuperar la calma, la energía y la confianza para enfrentar su día a día.


El cerebro y las emociones están conectados: cuidar ambos es esencial para vivir mejor con Parkinson. Si sientes que la mente no descansa, no lo enfrentes sola —habla con tu neurólogo, pide ayuda, y recuerda que cada pequeño paso hacia la tranquilidad también es un avance en tu salud neurológica.”



Dra. Charinna Di Vanna

Neuróloga- Internista


 
 
 

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