Los primeros signos del Parkinson cuando el cuerpo habla antes del temblor
- Dra. Charinna Di Vanna Duran, Neuróloga- Internista.

- 15 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 oct
¿Sabías que la enfermedad de Parkinson puede comenzar muchos años antes del temblor característico? A menudo, el cuerpo envía señales silenciosas que pasan desapercibidas o se confunden con el estrés, la edad o el cansancio. Reconocer estos signos tempranos puede marcar la diferencia en la calidad de vida y permitir un diagnóstico más oportuno.
¿Qué es realmente el Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente al movimiento. Se produce por la pérdida gradual de neuronas en una zona del cerebro llamada sustancia negra, encargada de producir dopamina, un químico esencial para coordinar los movimientos del cuerpo.
Aunque durante mucho tiempo se asoció únicamente con el temblor, hoy sabemos que el Parkinson es una condición más compleja, que involucra también cambios en el sueño, el ánimo, la memoria y hasta el olfato. Por eso, muchas veces los primeros síntomas no tienen nada que ver con el movimiento.

Los primeros avisos del cuerpo: síntomas no motores
Antes de que aparezcan los temblores o la rigidez, algunas personas comienzan a notar señales sutiles. Estos síntomas “silenciosos” pueden aparecer años, incluso décadas, antes del diagnóstico:
Pérdida del olfato: es uno de los signos más tempranos. Muchas personas dejan de percibir olores familiares, como el café o el perfume, sin darle importancia.
Estreñimiento persistente: cuando el intestino se vuelve lento sin una causa clara, puede reflejar cambios en el sistema nervioso autónomo.
Trastorno del sueño REM: las personas pueden “actuar” sus sueños, hablar, moverse o dar patadas durante la noche.
Cambios en el ánimo: depresión, ansiedad o apatía inexplicables también pueden ser señales tempranas del proceso neurodegenerativo.
Fatiga o lentitud mental: sensación de cansancio constante o dificultad para concentrarse.
Estas manifestaciones se relacionan con la acumulación anormal de una proteína llamada alfa-sinucleína, que comienza a afectar estructuras del cerebro mucho antes de comprometer el control del movimiento.

Cuando el movimiento empieza a cambiar
Con el tiempo, se hacen visibles los síntomas motores, que son los que suelen llevar al diagnóstico. Los tres más característicos son:
Temblor en reposo: típicamente comienza en una mano, como si se “rodara una píldora” entre los dedos.
Bradicinesia: una lentitud generalizada en los movimientos, que puede hacer que vestirse, escribir o caminar sean tareas más lentas.
Rigidez: sensación de “cuerpo duro” o articulaciones tensas, incluso sin dolor.
El equilibrio también puede verse afectado más adelante, haciendo que las caídas sean más frecuentes. Sin embargo, la enfermedad evoluciona de forma distinta en cada persona: algunos tienen más temblor, otros más rigidez o problemas de postura.

Señales de alerta y recomendaciones
El Parkinson no se diagnostica con una sola prueba, sino a través de la evaluación clínica de un neurólogo. Si notas varios de estos signos, o si un familiar ha cambiado su forma de caminar, hablar o expresarse, es importante consultar a tiempo.
Algunas recomendaciones prácticas:
No ignores cambios sutiles: la pérdida del olfato o los trastornos del sueño pueden tener múltiples causas, pero si se acompañan de otros síntomas, merecen evaluación.
Cuida tu sueño, tu salud intestinal y tu estado de ánimo. Estos factores influyen en el bienestar del cerebro.
Mantente activo: el ejercicio físico regular ayuda a mejorar el equilibrio, la fuerza y el ánimo, incluso en etapas tempranas.
Acude a un neurólogo especializado en trastornos del movimiento para un diagnóstico y seguimiento adecuados.
Recordemos que el Parkinson no es solo “una enfermedad del movimiento”, sino una condición integral que afecta mente, cuerpo y emociones.

El cuerpo tiene su propio lenguaje, y muchas veces sus mensajes más importantes son los más sutiles. Escuchar esas señales, el cansancio, la lentitud, los cambios en el sueño o en el ánimo puede ayudarnos a actuar antes y vivir mejor.
Si tú o un ser querido han notado algo diferente, no lo ignores. Hablarlo con tu médico es el primer paso hacia el cuidado y la prevención.
El diagnóstico temprano abre puertas a tratamientos más efectivos y a una mejor calidad de vida. Tu salud neurológica merece atención, comprensión y empatía.
Dra. Charinna Di Vanna
Neuróloga- Internista




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