Medicamentos para la epilepsia: cómo mantener el control y escuchar al cuerpo
- Dra. Charinna Di Vanna Duran, Neuróloga- Internista.

- 27 nov
- 3 Min. de lectura
Cuando una persona vive con epilepsia, llevar un tratamiento estable no solo reduce las crisis, sino que devuelve tranquilidad, independencia y calidad de vida. Sin embargo, muchas dudas pueden surgir: ¿cómo funcionan estos medicamentos?, ¿por qué algunos requieren análisis en sangre?, ¿qué señales indican que algo debe ajustarse? Aquí lo explicamos de manera clara y humana.

¿Qué es el tratamiento de mantenimiento para la epilepsia?
El tratamiento de mantenimiento consiste en tomar medicamentos antiseizures (también llamados antiepilépticos) todos los días, de forma constante, para reducir la frecuencia de las crisis o evitarlas por completo.
El objetivo no es solo “controlar las convulsiones”, sino permitir que la persona lleve una vida segura, activa y lo más normal posible.
Existen muchos medicamentos y cada uno actúa de forma diferente. Algunos ayudan a estabilizar la actividad eléctrica del cerebro y otros reducen la posibilidad de que las neuronas “disparen” de forma anormal.
El tipo de fármaco depende de:
El tipo de epilepsia.
La edad del paciente.
Otras enfermedades existentes.
Compatibilidad con otros medicamentos.
Elegir el medicamento correcto puede tomar tiempo, pero con ajustes adecuados la mayoría de las personas logra un buen control.
¿Por qué ocurren las crisis a pesar del tratamiento?
Incluso con tratamiento, algunas crisis pueden reaparecer por diferentes razones. No siempre significa que el medicamento “no sirve”, sino que el cuerpo está enviando una señal:
Niveles irregulares del medicamento
Si se olvida una dosis o se toma a destiempo, el nivel del fármaco en sangre puede bajar demasiado. En otros casos, el cuerpo metaboliza más rápido de lo esperado y se necesita ajustar la dosis.
Enfermedades intercurrentes
Fiebre, infecciones, falta de sueño o deshidratación pueden aumentar la probabilidad de crisis.
Interacción con otros medicamentos
Algunos fármacos para dolor, alergias, antibióticos o tratamientos hormonales pueden disminuir o aumentar el efecto del antiepiléptico.

Cambios hormonales
En algunas mujeres, las crisis pueden empeorar alrededor del ciclo menstrual (epilepsia catamenial).
Así, entender las “causas invisibles” ayuda a actuar a tiempo y evitar descompensaciones
Diagnóstico, ajustes y monitoreo del tratamiento
El manejo de la epilepsia no termina al elegir un medicamento. Requiere seguimiento, observación y comunicación abierta entre paciente y médico.
¿Cuándo se monitorean los niveles del medicamento?
No todos los antiepilépticos necesitan análisis en sangre, pero algunos sí (como valproato, fenitoína, carbamazepina o fenobarbital).Se mide su nivel en sangre para:
Asegurar que está dentro del rango terapéutico.
Detectar niveles bajos (que podrían permitir crisis).
Evitar niveles muy altos (que pueden causar efectos adversos).
Esta información permite ajustar la dosis sin riesgos.
¿Qué estudios puede solicitar el médico?
Análisis de sangre: niveles del medicamento, función hepática, renal o conteo sanguíneo.
Electroencefalograma (EEG): para ver la actividad eléctrica cerebral.
Revisión de interacciones medicamentosas: si hay nuevos tratamientos o cambios en la rutina.
¿Cómo se ajusta el tratamiento?
Los ajustes pueden incluir:
Subir o bajar la dosis.
Cambiar la hora de administración.
Añadir un segundo medicamento.
En ciertos casos, sustituir el tratamiento por uno más tolerable o más eficaz.
Los cambios siempre deben ser graduales y supervisados, nunca abruptos
Recomendaciones prácticas y señales de alerta
Vivir con epilepsia implica escuchar al cuerpo y crear hábitos seguros.
Recomendaciones útiles
Tomar el medicamento a la misma hora cada día.
Usar alarmas o cajas organizadoras para evitar olvidos.
Dormir lo suficiente (la falta de sueño puede desencadenar crisis).
Evitar alcohol en exceso.
Informar al médico sobre cualquier medicamento nuevo.
Mantener una lista actualizada de dosis y horarios.
Señales que requieren consulta urgente
Crisis más frecuentes o más intensas.
Crisis prolongadas o diferentes a las habituales.
Efectos adversos como somnolencia extrema, confusión, visión borrosa, inestabilidad al caminar.
Erupciones en la piel (algunos antiepilépticos pueden causar reacciones serias).
Náuseas o temblores intensos tras un ajuste de dosis.
Niveles del medicamento fuera de rango.
Actuar rápidamente previene complicaciones y mejora la estabilidad del tratamiento.
El tratamiento para la epilepsia no es solo una pastilla: es un camino de cuidado continuo. Cada ajuste, cada análisis y cada conversación con tu médico tiene el propósito de darte seguridad y libertad.
Si un día sientes que algo “no va bien”, confía en tu intuición y busca orientación. La epilepsia no define tu vida; solo exige atención, paciencia y un equipo que te acompañe. Estoy aquí para ayudarte a entender tu tratamiento y sentirte en control, paso a paso.
Dra. Charinna Di Vanna
Neuróloga- Internista.




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