Migraña infantil: cómo ayudar a tu hijo a evitar esos dolores de cabeza que detienen su día
- Dra. Charinna Di Vanna Duran, Neuróloga- Internista.

- 3 nov
- 3 Min. de lectura

Ver a un niño detener su juego, llorar o esconderse en silencio por un dolor de cabeza intenso es una experiencia que preocupa a cualquier padre la migraña infantil no es “solo un dolor de cabeza” puede afectar el rendimiento escolar, el sueño y el bienestar emocional. La buena noticia es que existen estrategias preventivas que pueden reducir la frecuencia e intensidad de los episodios, ayudando a los niños a recuperar su energía y su alegría diaria.
¿Qué es la migraña en niños y cómo se manifiesta?

La migraña es un trastorno neurológico que provoca dolores de cabeza recurrentes, a veces acompañados de náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz y al sonido. En los niños, los episodios suelen ser más cortos que en los adultos, pero igualmente incapacitantes.
Algunos niños presentan aura, es decir, síntomas previos como visión borrosa, luces brillantes o sensaciones extrañas antes del dolor curiosamente, la migraña puede aparecer desde los 5 o 6 años, y es más frecuente en niñas después de la pubertad.
Detectarla a tiempo permite iniciar medidas de prevención que evitan el impacto emocional y académico que esta condición puede generar.
¿Por qué ocurre la migraña?

El origen de la migraña es una combinación de factores genéticos, ambientales y neurológicos en los niños, los mecanismos implican una hipersensibilidad del cerebro ante estímulos normales: cambios de sueño, hambre, estrés o luz intensa pueden desencadenar una reacción anómala en los vasos sanguíneos y neurotransmisores del cerebro.
También influyen:
Antecedentes familiares: si uno de los padres tiene migraña, el riesgo del niño aumenta notablemente.
Estrés emocional o académico: las tensiones diarias o la sobrecarga escolar son detonantes frecuentes.
Factores hormonales: en niñas adolescentes, los cambios hormonales pueden aumentar los episodios.
Alimentación y hábitos: saltarse comidas, exceso de cafeína, o deshidratación pueden favorecer los ataques.
La clave está en identificar los detonantes personales de cada niño para poder evitarlos.
Tratamiento preventivo más allá de los analgésicos

El tratamiento de la migraña infantil se divide en dos enfoques: el manejo del ataque agudo (cuando el dolor ya comenzó) y el tratamiento preventivo, que busca reducir la frecuencia o severidad de las crisis.
1. Cambios en el estilo de vida: Antes de pensar en medicamentos, se prioriza la creación de rutinas saludables:
Mantener horarios regulares de sueño y alimentación.
Fomentar la hidratación adecuada.
Evitar el exceso de pantallas o exposición prolongada a luz brillante.
Enseñar técnicas de relajación o respiración para reducir el estrés.
2. Terapias no farmacológicas: Existen estrategias complementarias con evidencia de eficacia, como:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): enseña al niño a manejar el estrés y reconocer señales tempranas de dolor.
Biofeedback: técnica que ayuda a controlar la tensión muscular y la frecuencia cardíaca mediante entrenamiento.
Ejercicio regular: el movimiento mejora la circulación cerebral y reduce la frecuencia de crisis.
3. Medicamentos preventivos: En casos donde los episodios son frecuentes o incapacitantes (más de 4 crisis por mes), el neurólogo puede indicar tratamiento farmacológico. Entre los más utilizados se encuentran:
Propranolol (beta bloqueante)
Amitriptilina (antidepresivo tricíclico)
Topiramato o ácido valproico (antiepilépticos con efecto estabilizador neurológico)
Cada caso debe evaluarse individualmente, ya que la dosis y la tolerancia varían según la edad y el peso del niño. En algunos pacientes, también se considera el uso de magnesio o riboflavina (vitamina B2) como apoyo preventivo.
Educación familiar:
Involucrar a la familia es fundamental. Registrar los episodios en un “diario de migrañas” ayuda a identificar patrones y evaluar si el tratamiento está funcionando
Recomendaciones prácticas para el hogar
Mantén un diario de síntomas (hora, duración, comida previa, estado de ánimo, sueño).
Asegúrate de que el niño duerma lo suficiente y tenga rutinas regulares.
Evita ayunos prolongados o exceso de dulces.
Promueve actividades relajantes y tiempo sin pantallas antes de dormir.
No automediques: los medicamentos para adultos pueden ser peligrosos en niños.
Consulta al neurólogo pediátrico si las crisis se vuelven más frecuentes o intensas.

La migraña en los niños no debe tomarse a la ligera. A veces, detrás de un ‘me duele la cabeza hay un cerebro sensible que necesita orden, descanso y atención.
Con un plan de prevención adecuado, muchos niños logran controlar sus crisis y retomar sus actividades sin temor.
Si tu hijo tiene dolores de cabeza recurrentes, observa, registra y consulta a su neurólogo. Un pequeño ajuste en sus hábitos puede significar un gran cambio en su bienestar.
Dra. Charinna Di Vanna
Neuróloga- Internista.




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